Nuestra marca personal en tiempos de pandemia

Soportar las duras condiciones vs. el trabajo remoto Para quienes desarrollan soluciones de tecnología para el gas y petróleo, visitar un campo de petróleo, ver y palpar los problemas reales en sitio es parte del negocio. No pain no gain, […]

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Soportar las duras condiciones vs. el trabajo remoto

Para quienes desarrollan soluciones de tecnología para el gas y petróleo, visitar un campo de petróleo, ver y palpar los problemas reales en sitio es parte del negocio. No pain no gain, hay que estar ahí. Sentir el frío o el calor extremo, el viento, el polvo o las extensas horas en camioneta para saber las condiciones en que nuestro producto o solución está. Empatizar con lo que el cliente vive día a día, entender sus puntos de vista viviéndolos. Los operadores, las cuadrillas de mantenimiento, los almacenes, los equipos de proyectos, las torres de perforación, los equipos de intervención de pozo, están allí y, en la mayoría de las veces, en duras condiciones. ¿Como podemos conectarnos mientras tenemos que trabajar de forma remota?

¿Cómo brindamos soporte de manera remota?

Durante los últimos meses, en la mayoría de los casos, no pudimos ver cara a cara a nuestros clientes, socios, proveedores, nuestro jefe o compañeros de trabajo frecuentes. Tampoco nuestros clientes nos pudieron visitar para entrenamientos o ensayos en fábrica. Nos hemos perdido probablemente la mejor parte, la calidez del encuentro cara a cara. Hacer negocios se tornó más difícil y brindar soluciones a medida es más complejo, o requiere mayor sofisticación.

Igualmente, mucho se pudo hacer, no sin esfuerzo. Se demostró que es posible dar soporte en casi todo lo necesario en forma remota:

  • haciendo ensayos de aceptación en fábrica (FAT) con telepresencia de clientes
  • entrenamientos de todo tipo
  • seminarios de actualización
  • webinars públicos
  • presentaciones de productos nuevos
  • implementación remota de pruebas de concepto
  • demostración de tecnología funcionando en vivo
  • despacho de tableros, instrumentos, sistemas.

Incluso puesta en marcha en sitio con estrictos protocolos y distanciamiento y soporte remoto del equipo.

Adquiriendo nuevas habilidades

Hemos aprendido nuevas habilidades y hemos ido sofisticando algunos de los métodos con el paso de los meses. Por ejemplo, nos hemos hecho expertos en iluminación, fondos de pantalla, sonido y presentaciones en vivo. ¿Dónde ubicar la cámara para un mejor contacto visual mientras veo las notas? ¿Auriculares intraurales, supraurales o parlantes? ¿Micrófonos de corbata o incorporados? ¿Una buena ambientación del fondo o fondo virtual? Incluso en muchos casos, nos dimos cuenta que algunas sesiones no debían ser en vivo, que podían estar pregrabadas y estar disponibles para responder preguntas.  Aprendimos a encontrar el espacio adecuado y convivir simultáneamente entre estas actividades y las de nuestros hijos con el colegio. A conectarnos en horario, con precisión de segundos y respetar el tiempo de la reunión. Porque en el espacio virtual no hay tiempo de viaje, inmediatamente empieza otra reunión.

Obtener el mejor formato de reunión virtual, ya sea con un cliente o con un compañero de trabajo, mejora enormemente las chances de tener un resultado mejor. Probablemente el espacio virtual nos ha dado una mayor frecuencia de reuniones también, exponiéndonos más, exponiendo nuestra marca personal de otra manera.

Estar mejor preparado para las videollamadas remotas

Por ejemplo, una de las cosas que pude incorporar en este período, es tener las notas o puntos claves que quiero transmitir escritos y poder incluso leerlos textualmente. Muchas veces preparados con distintas variantes, de acuerdo a como transcurre la charla para darle espontaneidad.  El poder de una charla preparada no solo desde el contenido sino desde su forma y presentación, es enorme. No solo en el idioma nativo, sino muy especialmente cuando hablamos un segundo o tercer idioma. Tener parte de nuestro diálogo pre armado y poder leerlo es una nueva posibilidad excelente. Puede parecer frío y premeditado; y si, lo es, pero el resultado es óptimo, no aporta mayor lejanía de la que ya las video llamadas nos aportan, sino todo lo contrario, contribuye a un mejor resultado de la reunión.

Aprendimos a manejar el doble monitor, la aplicación en la que presentamos y donde vemos cámaras, notas, charlas y todo el contenido de soporte. Quizás ya teníamos este ejercicio los que por necesidad de comunicarnos con oficinas remotas en otros países o continentes. Sin embargo, esto nos ha llevado a sumergirnos a un nivel que para mí era impensable, como en tantos otros aspectos la pandemia de COVID-19 nos sorprendió y tuvimos una capacidad de adaptación enorme.

Tiempos post pandémicos

Quizás cuando volvamos a sentir el calor de la ruta, el cansancio de la distancia del viaje, el encuentro cara a cara y el sabor de una cena compartida extrañaremos un poco estos nuevos mecanismos que fuimos incorporando. Aunque, como andar en bicicleta, es algo que no se olvida.

¿Qué aprendiste del trabajo remoto? ¡No dudes en compartir y debatir tus experiencias conmigo en los comentarios!


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