Varias veces intenté preguntarme que tenían que ver Shūji Nakamura y Carlos Gardel. No parece haber mucha relación, sin embargo, un amigo con plumas me ayudó a encontrar algo que los vinculaba.
Un ave confundida por las luces LED
El zorzal colorado (Turdus rufiventris) tiene un canto tan bello y variado, que a Carlos Gardel solía decírsele el Zorzal Criollo. También se dice de Carlos Gardel (fallecido en Medellín, Colombia, en 1935) que “cada día canta mejor”.
La versatilidad e inteligencia del zorzal, le ha llevado a anidar en áreas rurales pobladas de frondosos árboles. Es por eso, que la ciudad de Buenos Aires es uno de sus hábitats preferidos. El zorzal suele comenzar su canto a las 4 o 5 de la mañana, un rato antes del amanecer, especialmente en los meses de primavera y verano. En esa época según los ornitólogos, están más activos, ocupados con el cortejo, apareamiento, desarrollo del nido y posteriormente el cuidado de sus crías a las cuales alimentan durante todo el día. Si bien el canto es normalmente muy temprano en la mañana, también se lo suele escuchar de día en esos meses del año.
Por su costumbre de anidar en áreas urbanas, y debido a la iluminación de las calles, el ave se confunde y se lo suele a distintas horas de la noche. Sin embargo, últimamente, pareciera estar más confundido que nunca. Es que pareciera que antes, las luces de vapor de sodio, de mercurio o incandescentes no lo confundían tanto como lo confunden ahora las luces LED. Las luces LED, por la diversidad de tonalidades similares a la luz del día o blancas, aparentemente confunden al amigo plumífero más que antes.
No era extraño ver durante los 80 y los 90 en nuestras casas equipos de música u otros electrodomésticos con LED verdes o rojos. Nunca echamos de menos los LEDs azules, al menos personalmente en aquella época, nunca me pregunté porqué esos electrodomésticos no traían indicaciones con LEDs azules.
Con el desarrollo del LED azul (¡el que faltaba!), no se tardó en llegar al desarrollo del LED blanco, y con eso a todos los colores posibles. Gracias al LED azul, fue posible el desarrollo de las luces que hoy vemos en las calles de color blanco y que confunden al zorzal.
LEDs azules: el comienzo de una nueva era
Hoy los LEDs azules invadieron nuestra vida, y aunque más imperceptiblemente, los LED de cualquier color han cambiado por completo la historia de la humanidad. Pantallas de tamaños inimaginables, proyectores de video, luces de color blanco adaptable de mayor potencia y bajo consumo, luces para distintos tipos de ambientaciones, computadoras, smartphones, el blue-ray, luces de vehículos, semáforos, comunicaciones digitales, aplicaciones en medicina y un larguísimo etcétera. La llegada del LED azul, y por lo tanto los LEDs de múltiples colores, fue coincidente con otras explosiones de oferta y demanda tecnológica, tal como los smartphones, las comunicaciones, las pantallas. Pareciera que uno estaba esperando al otro.
Esta nueva fuente de luz de alta calidad presenta numerosas ventajas económicas, sociales y medioambientales.
Desde hace años, la mayoría de los municipios, y para insomnio de nuestro amigo plumífero, han cambiado las luces de vapor de sodio y mercurio por luces LED, reduciendo los consumos de energía de los municipios y mejorando la seguridad en las calles. Zonas más y mejor iluminadas por su color son más seguras para caminar, y evitan en mayor medida accidentes de tránsito graves o mortales. También la señalética y semaforización en las ciudades ha contribuido enormemente a la mejora en seguridad.
Las luces LED, por su bajo consumo, permitieron el acceso a la iluminación a zonas rurales donde no hay energía, mediante paneles solares y el almacenaje en baterías, es posible iluminar zonas alejadas. También han traído un enorme beneficio ecológico debido a la disminución en generación de calor y disminución de las emisiones de CO2 por la disminución de consumo de energía. El ahorro de energía a nivel mundial que está produciendo debido a la introducción de la iluminación LED es enorme. La eficiencia de las luces LED es unas 20 veces mayor que la de una lámpara convencional, y si consideramos que a nivel mundial un 25% del consumo eléctrico es en iluminación, la disminución de consumo ha prometido (y cumplido) ser enorme. Ni hablar que, en nuestros hogares, el cambio de lámparas convencionales a lámparas LED, reduce enormemente el valor de la boleta de la luz.
Si consideramos que la matriz energética de la mayoría de los países todavía depende de combustibles fósiles y muy poco o nada de energía limpias, disminuir el consumo de energía hoy es vital para el cuidado de nuestro planeta. La vida útil de las luces LED también es un factor importante para el cuidado del medio ambiente, las luces LED requieren menos inversión en recambio y en mantenimiento. La durabilidad de una lámpara LED es 50 a 100 veces más que una lámpara convencional, dependiendo con cual la comparemos.
Shūji Nakamura es el padre del LED azul. Nakamura san recibió en el año 2014 el Premio Nobel de Física (junto con Isamu Akasaki y Hiroshi Amano) por la invención del LED azul. Si bien las investigaciones y su osada persistencia venían de varios años antes, recién en el año 1992 el primer LED azul vio la luz, o dio luz, azul. En el año 1995 se desarrollaron los primeros LEDs blancos, y salieron al mercado en 1997. A pesar de la perseverancia en las investigaciones y el esfuerzo, el LED azul fue un desafío durante tres décadas.
Asi que es probable que el pobre zorzal colorado (que hoy su posibilidad de extinción está catalogada como de preocupación menor, aunque nuestro insomnio por sus cánticos vaya en aumento) esté un poco desorientado, pero gracias a Nakaura san, Akasaki san y Amano san, la humanidad ha dado un salto gigantesco en términos tecnológicos, económicos, sociales y de cuidado del medio ambiente.
Los invito a visitar la ciudad de Buenos Aires en primavera o verano, disfrutar de sus plazas y parques, y dormir confortablemente escuchando el canto del zorzal colorado, o un lindo tango de Carlos Gardel, sabiendo que como humanidad hemos dado un gran salto.
Inspirado por charla TEDx de Gabriel Horowitz
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