En primer lugar: Mantenga la calma. No debe tener miedo. Para ello, de entrada, tres consideraciones.
No se le va a pasar el momento ideal para lanzarse a la digitalización. Porque, sencillamente, no lo hay.
Su empresa tampoco es demasiado pequeña ni demasiado grande para la transformación digital (DX).
Mi intención con esta serie de entradas en el blog no es explicarles la evolución de la industrialización desde la Industria 1.0 hasta la 4.0.
Llevamos ya diez años hablando de transformación digital, la conocida como Industria 4.0. Lo que comenzó en su momento como un proyecto futuro para la digitalización integral, tiene lugar ahora como transformación en toda la sociedad y se está imponiendo también en la industria. Y en concreto, los últimos doce meses, han dado otro enorme impulso en esta dirección. Por poner un ejemplo, la pandemia ha acelerado la estrategia de comunicación digital de las empresas en seis años de media en todo el mundo.
El camino de la automatización industrial a la autonomía industrial
La transformación digital ofrece oportunidades en todos los ámbitos de las empresas para adaptarse y evolucionar en el mundo de los cambiantes mercados y tecnologías. El continuo desarrollo de las tecnologías digitales abre nuevas oportunidades en los campos de la investigación y el desarrollo, así como también en las áreas de ingeniería, marketing, ventas y servicios, pasando por la logística y las cadenas de valor. Tal vez cueste un poco más de tiempo en la industria de procesos que en otros sectores industriales, pero los beneficios son infinitamente mayores.
Se trata de la aplicación de tecnologías digitales. Sobre capacitar a las personas para optimizar los procesos y automatizar los sistemas o la organización. Con la transformación digital, la industria de procesos está llegando a lo que llamamos «Smart Manufacturing». La Smart Manufacturing, o fabricación inteligente, en la industria de procesos exige una arquitectura integrada y consciente del contexto. Con ello se hace referencia a la convergencia, a la fusión de OT e IT. Esto requiere apertura y voluntad de aceptar la naturaleza disruptiva de las arquitecturas anteriores. Para muchos usuarios finales, el objetivo es el funcionamiento autónomo, es decir, la implantación de la fabricación inteligente. En Yokogawa nos referimos a la transición o camino de la automatización industrial a la autonomía industrial como IA2IA. Todas las empresas se encuentran en alguna fase de funcionamiento automatizado como punto de partida. Eche un vistazo a la siguiente animación y determine usted mismo en qué «etapa» del viaje IA2IA se encuentra usted con su producción.
El grado de automatización dentro de la industria de procesos es ya muy alto, y la implantación de la pirámide de automatización se establece en consecuencia. Los siguientes pasos hacia la Smart Manufacturing requieren el uso de tecnologías modernas y de la capacidad de establecer la transformación digital. Todo empieza, como ya se ha mencionado, por aceptar el hecho de que nuestra querida pirámide de automatización es demasiado rígida para ello.
¡No existe una receta de patente para la implantación de la DX!
Cada empresa es única en la forma de poner en marcha su estrategia empresarial. Las empresas actuales tienen además diferentes niveles de madurez digital. Esto hace referencia a la cantidad de procesos digitalizados de la empresa. La madurez digital varía mucho dependiendo del sector y del tamaño de la empresa. Sin embargo, esto no significa que el nivel de madurez digital sea mayor cuanto mayor es la empresa. La preparación para la transformación digital tampoco depende del tamaño y del capital de la empresa.
«Quien siempre hace lo que ya sabe hacer, seguirá siendo por siempre lo que ya es.»
Henry Ford
Mucho más decisiva es la competencia de transformación de las personas de la empresa. Hay voluntad y actitud para seguir no solo el camino de la transformación continua, sino también para ayudar a darle forma. Después solo hay que implantar, adaptar y aplicar las tecnologías necesarias. En realidad, ya no hacen falta desarrollos significativos para ello. No se trata de filtrar cuántas personas quieren el cambio, sino quién quiere cambiar. Este hecho señala que no solo hay que tener una visión y un plan preparados. Sobre todo es importante en un primer plano la puesta en práctica, el hacer. El éxito es factible y no solo planificable. Esta circunstancia también conlleva riesgos. Pero en un entorno tan cambiante y volátil, la certeza al cien por cien no existe.
Y se cumple exactamente lo que dijo una vez Erica de Jong:
«Lo malo es: que si no arriesgas nada, arriesgas más aún.»
Síganos aquí, en este blog, con otros temas sobre la transformación digital en la industria de procesos. Lea las entradas sobre la diferencia entre automatización y autonomía y sobre el modelo de nivel de madurez, la NAMUR Open Architecture, la producción flexible y los casos de aplicación de gemelos digitales. Lea a continuación sobre los aspectos y oportunidades de la autonomía industrial.
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